Devolverle el color a un paisaje gris
- Formosa Inteligente
- 21 oct 2016
- 2 Min. de lectura

Un grupo de entusiastas del arte, comunicadores y muralistas buscan transformar la imagen desteñida del centro porteño. Y se están extendiendo a otros barrios. Ya intervinieron los comercios de Talcahuano, Libertad y Uruguay, y en diciembre siguen con los de Paraná.
Durante el día, el centro porteño es movimiento, color, gente corriendo de un lado a otro. Pero cuando el sol cae, también lo hacen las persianas y, con ellas, todo se vuelve un desierto gris que intimida. Poco a poco, eso está cambiando, gracias a una iniciativa para transformar con arte la multitud de cortinas de metal: Proyecto Persiana.
Ellos son el emprendedor y entusiasta del arte Santiago Cavanagh (30), el artista Juan Ridolfi (20) y las comunicadoras Milagros Avellaneda (24) y Lucía Arrocha (24). Los cuatro arrancaron con el proyecto hace poco más de un año y su meta es transformar las persianas de los comercios ubicados entre Corrientes y Rivadavia y entre 9 de Julio y Callao. Y, de paso, generar un espacio para nuevos nombres y revalorizar el arte urbano.
“Al principio algunos comerciantes asociaban el arte urbano al vandalismo y nos decían que no, pero ahora vieron lo que hacemos y la mayoría se copa”, reconoce Cavanagh, quien aclara que siempre piden la autorización de los dueños antes de intervenir.
Con la participación de los artistas Lucas Perla, Juan Iesari, Agus Rúcula, Martín Agazzi, Lucho Gatti (Ice) y el propio Ridolfi, entre otros, los chicos de Proyecto Persiana ya intervinieron las calles Talcahuano, Libertad y Uruguay, y planean continuar el primer domingo de diciembre con Paraná.
Cada calle tiene su temática: en Talcahuano fue la música; en Libertad, la naturaleza; y en Uruguay, el carnaval. Y en Paraná, prevén, sería la luz, a juego con el rubro predominante en esas cuadras: los implementos lumínicos.
Los artistas producen su mural en tan solo un día: los domingos, desde la mañana temprano hasta la caída del sol. Además de donar su tiempo y su trabajo, al principio también aportaron los materiales, aunque en las últimas ediciones el proyecto consiguió el auspicio de dos marcas de pintura que les proveen sus productos.
Como era de esperarse, el proyecto que nació en un solo barrio porteño ya se extendió al resto de la Ciudad: recibieron pedidos de Caballito, Palermo, Recoleta, Belgrano y Saavedra.
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