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Mitos y errores en el cuidado de la vista

  • Foto del escritor: Formosa Inteligente
    Formosa Inteligente
  • 5 dic 2016
  • 3 Min. de lectura


La automedicación, el mal uso de los anteojos y la demora en la consulta al oftalmólogo son algunas de las causas más comunes por las que se puede dañar la visión. También minimizar los síntomas de una ordinaria conjuntivitis, cuyas secuelas resultan de gravedad si no se las combate a tiempo.


La conjuntivitis es el término más utilizado para describir la inflamación de la conjuntiva, es decir, la membrana que cubre la parte interior de los párpados y la parte blanca del ojo. Claro que al pensar en las razones que la generan, las especulaciones son varias.


En principio, lo que hay que saber es que la conjuntivitis puede ser causada por un virus (por ejemplo el adenovirus), una infección bacteriana, alergias o irritantes del medio ambiente.


Un error grave


En general, acaso por ignorancia o por minimizar sus efectos al considerársela un daño menor, esta enfermedad suele ser subestimada, principalmente por muchos que desconocen las complicaciones que puede acarrear, de no recurrir a un especialista.


Incluso, casi como un acto reflejo, hay quienes enseguida comparten la medicación, lo cual no es bueno porque favorece los contagios.


Una de las consecuencias más graves es una queratitis, por la que no sólo se afecta a la conjuntiva sino también a la córnea.


Otra de las complicaciones es la formación de membranas en la conjuntiva que impiden o retrasan la curación y el acceso de medicación a la conjuntiva y que pueden dejar cicatrices conjuntivales y "ojo seco" como efecto secundario, según informa el doctor Pablo Wainberg, médico oftalmólogo MN 77968, Jefe de Servicio de oftalmología de Swiss Medical.as, y puede estar asociada a un síndrome gripal faringitis y/o otitis.


El tratamiento está destinado a aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones hasta lograr la curación del cuadro.


Síntomas de la conjuntivitis viral Inflamación del ojo.


e Incremento de lagrimeo. e Irritación del ojo. e Sensación de cuerpo extraño. e Picazón. eSecreción mucosa. e Formación de costra en las pestañas por la mañana.


Un anteojo no es pulóver


Algunas personas tienen la mala costumbre de comprar anteojos en farmacias, quioscos o puestos callejeros. En general, dichas personas desconocen cuál es la graduación que necesitan; prueban varios lentes y si alguno les queda bien, lo compran.


Además, tampoco conocen la patología de base que les está causando dificultades para ver. A partir de los 40 años el cristalino del ojo comienza a volverse más rígido, y actividades como leer o ver a corta distancia se dificultan, ya que la lente no puede cambiar de forma tan fácilmente como antes.


A esta condición se la denomina presbicia, y el paciente debería recurrir al oftalmólogo en cuanto comienzan los síntomas para evaluar la situación y definir la conducta adecuada a seguir en cada caso. En la consulta, el especialista puede detectar si se trata sólo de presbicia o si hay alguna patología asociada como: presión ocular, miopía, hipermetropía o astigmatismo.


Además, de tratarse sólo de presbicia el médico es el indicado para recetar anteojos con la graduación correcta para cada ojo, ya que pueden no coincidir.


Síntomas:


Desentenderse de las señales que surgen por sutiles o a partir de la idea de suponerlas pasajeros, puede derivar en una gravedad mayor. Lo que lleva a poner especial atención a sus síntomas.


Aquí los más importantes: eFatiga visual eDolor de cabeza

eAlejar los materiales de lectura para poder enfocar correctamente

eSueño


Por supuesto que frente a esta enumeración, cualquiera puede suponer que dichas dificultades no escapan a las generales de la ley.


Error. Minimizar los problemas de la vista implica no hacerse cargo de la magnitud de sus secuelas. Más entre los adultos.



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