Formosa aparece situada como referente mundial en la preservación del yacaré
- Formosa Inteligente
- 27 dic 2016
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La Argentina es referente mundial en una iniciativa científica que preserva y devuelve a la naturaleza a yacarés en tres provincias, una de ellas es Formosa, junto a Corrientes y Santa Fe, donde se asegura se multiplicó 10 veces la población de estos caimanes, como parte de un proyecto autosustentable que le puso freno a la caza furtiva e involucró a trabajadores del interior profundo de la región. La piel de caimán cotiza alto en Europa y desde hace una década Italia importa miles de cueros de especies criadas en Formosa, donde a finales del 2001 se puso en marcha un plan que no sólo procesa piezas de exportación, sino que revirtió el peligro de extinción y llevó de 60.000 a 600.000 la cantidad de animales en sus dos variantes: Latirostris, conocido como yacaré overo, y Crocodilus Yacaré, vulgarmente llamado caimán negro.
El informe conocido este fin de semana da cuenta que el método utilizado en las tres provincias es el "rancheo" el cual promueve un equilibrio entre el aprovechamiento comercial de las especies y su conservación a largo plazo en su hábitat natural, además de desalentar la caza furtiva y generar trabajo para las poblaciones locales.
La técnica cuenta con el aval del Grupo de Especialistas en Cocodrilos (CSG), la Unión Mundial para la Conservación (UICN) y la Comisión para la Supervivencia de Especies (SSC).
En el Parque Industrial
La empresa Caimanes de Formosa administra en esa provincia una población anual de entre 70.000 y 80.000 animales y el emprendimiento posiciona a la Argentina en el exclusivo grupo de exportadores de un cuero que escasea en el mundo y que cotiza entre 100 y 150 dólares la pieza.
En cuatro hectáreas del Parque Industrial de nuestra ciudad capital, unos 12.000 caimanes son faenados anualmente para extraerle su piel, procesarla y venderla a Italia, que confecciona productos de marroquinería; a Estados Unidos, para sus clásicas botas texanas; y, en menor medida, a Rusia, Japón y España.
El 95 por ciento de la faena está dirigido a la exportación de la piel y sólo se procesa el 5 por ciento restante para consumo de carne en Formosa y en Capital Federal: yacaré frito, en empanadas o a la plancha son algunas de las variantes gastronómicas que se ofrecen en la costanera sobre el río Pilcomayo, cuyos restaurantes compran tres toneladas por mes. En menor proporción, los hoteles de lujo de Buenos Aires sirven menúes gourmet, a valores que rondan los 40 dólares el plato. A fines del 2001, en plena crisis económica y social, Eric Silberstein inauguró el criadero formoseño como parte de un proyecto autosustentable que devuelve a la naturaleza el 15 por ciento de las crías nacidas en cautiverio y da trabajo a unos 400 pobladores que todos los veranos salen a recolectar huevos de yacarés y cobran 500 pesos por nido.
Es que en su hábitat natural, de 1.000 huevos sólo nacen 100 yacarés (el 10 por ciento) y apenas 20 crías cumplen el primer año de vida. Sequías, inundaciones, temperaturas extremas, zorros, iguanas, carpinchos, aves rapaces y serpientes son los principales enemigos de los pequeños cocodrilos.
"El año pasado cosechamos 78.000 huevos y el 15 por ciento fue devuelto a la naturaleza; liberamos animales de casi 2,5 kilos y 1,10 metros, vacunados, alimentados con comida balanceada y cuidados en ambientes de agua limpia y lozas radiantes; por eso, cuando los yacarés vuelven a sus humedales están fuertes y ya no son una presa fácil de depredar", contó Silberstein, en una
entrevista con Télam.
Protagonismo de lugareños
La participación de los lugareños en el emprendimiento hizo retroceder también la acción de los cazadores furtivos. Los recolectores esperan la llegada del verano para salir a buscar nidos y poco a poco -según relató Silberstein- fueron apropiándose del proyecto. "Son los primeros que denuncian cuando aparece algún cazador en la zona que puede poner en peligro la recolección de huevos", apuntó. Asimismo, se indica que en nuestra provincia, el esquema denominado "repoblación en la naturaleza" está aprobado por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y permite no sólo que los animales regresen fortalecidos a sus lugares de origen, sino que su adaptación y recuperación sea monitoreada por la esfera competente dependiente del ministerio de la Producción y Ambiente de la provincia, a través de un precinto metálico en una de sus patas.
El período de gestación de los caimanes dura entre 70 y 85 días. En ese tiempo, los huevos permanecen en sofisticadas incubadoras que regulan los parámetros de humedad y calor. Apenas nacen, los pichones son mantenidos en observación durante 24 horas en cajones plásticos y luego transferidos a casi 200 piletones de crianza, que ocupan 1,5 hectáreas y donde los animales permanecerán dos años hasta alcanzar el tamaño necesario para su faena (entre 4 y 5 kilos). El predio en el parque industrial de Formosa cuenta también con una planta frigorífica fiscalizada por Senasa y un depósito para el secado de los cueros, que luego serán enviados a una curtiembre de la localidad bonaerense de Wilde y desde allí a Europa, Estados Unidos y Asia. Italia, el principal importador, recibe el producto cortado y listo para convertirse en zapato, billetera, cinturón o cartera. Sólo la tintura se hace en la península europea.
"Tenemos un producto único, un producto que escasea en el mundo; la comercialización mundial de cocodrilos es bastante exclusiva, históricamente fue el cuero más preciado y en Argentina hay una larga tradición después de Italia que nos hace los mejores curtidores del mundo", concluyó Silbertein.
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